Un Proyecto de Ley ingresado el 23 de octubre pasado a la Legislatura santafesina por la diputada provincial Lorena Ulieldin del Partido Socialista, promete generar polémica, dado que busca modificar la mirada que tiene el actual gobierno sobre la escuela secundaria. El proyecto además toma notoriedad, si se tiene en cuenta que la legisladora pertenece al frente que desde el 10 de diciembre gobernará la provincia de Santa Fe y que además tendrá mayorías tanto en Senadores como en Diputados.
En el artículo 2 del proyecto se mencionan como objetivos del mismo "desalentar el ocio y la mediocridad", algo que según la legisladora, premia el sistema educativo actual, y no la "responsabilidad y la laboriosidad". En tanto el artículo 4 plantea derogar las "trayectorias continuas", que es la posibilidad que se le está dando a los alumnos en algunas escuelas a que pasen de año llevándose materias e ir arrastrándolas a años siguientes, al estilo universitario, sin repetir todo el año. "Las trayectorias únicas como modelo de evaluación, en realidad no mejoran la calidad de la educación, sino que la perjudican. De modo que, mediante la utilización de las mismas, los alumnos son promovidos de año sin haber logrado acreditar los conocimientos", asegura Ulieldin. Por eso, lo que propone es sostener el sistema tradicional, que todavía funciona en algunas instituciones, donde los estudiantes pueden "llevarse" solamente hasta 2 materias y sino repetir el año. Y deja en claro que para aprobar materias debe haber "evaluaciones tradiciones de los contenidos, a través de la oralidad o el examen escrito" con instancias para rendir en diciembre, febrero, marzo y julio, descartando una evaluación de trayectorias de todo el año como se instauró en el último tiempo.
El proyecto, por otra parte, señala que los "alumnos con dificultades" deben ser definidos por certificado médico o bien por una escuela especial. Y sólo si se da alguna de estas certificaciones podrá recibir una enseñanza diferente al resto de los alumnos, con actividades y evaluaciones adaptadas y con tutorías en contraturno.
Por otro lado, el artículo 6 del proyecto ingresa en el terreno de las sanciones "para reducir la violencia y el mal comportamiento" de los estudiantes, retomando el viejo método de las amonestaciones, que hoy prácticamente está desterrado de las escuelas secundarias. Ya que más allá de que administrativamente existan todavía las amonestaciones, casi no se aplican y no tienen un rol de expulsión de los alumnos. Sino que a los estudiantes se los suspende, se busca garantizar el derecho a la educación con trayectorias virtuales, y luego vuelven a la escuela. También en la actualidad se proponen tareas reparadoras para reflexionar sobre lo sucedido, pero nunca una expulsión. Lorena Ulieldin, propone en su proyecto que haya un máximo de 20 amonestaciones de tolerancia por estudiante, las cuales se podrán ir acumulando según la gravedad de las faltas que cometa el alumno. Al llegar al tope establecido, lo que se hará es dejarlo libre y que a fin de año tenga que rendir todas las materias.
Finalmente, en el artículo 6 del proyecto se establece un límite de 25 inasistencias por estudiante durante todo el año, las cuales una vez que son superadas harán que el alumno quede libre y deba rendir todas las materias, sistema que también existía tiempo atrás y que con el tiempo dejó de estar en vigencia. En la actualidad, se busca siempre que los alumnos estén en la escuela y que sean reincorporados a pesar de las faltas, considerándose que es mejor que estén dentro de la institución ya que allí tendrán mayores posibilidades de alcanzar los saberes mínimos.
Más allá de este proyecto, lo cierto es que se viene en los próximos meses una discusión sobre qué sistema de educación secundaria seguirá vigente a partir del 2024. Dado que ya en campaña el gobernador electo planteó diferencias con las medidas educativas actuales, con posturas similares a las que se plasman en la iniciativa legislativa analizada en este artículo.
