En la liturgia cristiana, el Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, que conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Según los textos bíblicos, es este día en el que Cristo es recibido en Jerusalén y sus fieles agitaban palmas y ramos de olivo mientras él montaba un burro.
Cerca de las 10.30 de la mañana, el obispo diocesano de Rafaela, Pedro Javier Torres, llegó hasta el pie al Monumento al Libertador Gral. San Martín para concretar la tradicional bendición de los Ramos y caminar en breve procesión hacia la Catedral.
En su mensaje a los fieles, Torres recordó que con la fuerza de las oraciones se derribaron los muros de Jericó y trazando un paralelismo, deseó: "qué hermoso si rezamos tanto que desmoronan los muros de la desesperanza, de la tristeza, de las heridas, de los horrores de nuestra patria, 48 años hoy que todavía no cierran", en lo que fue su única alusión al Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, en recordación del golpe militar que instauró la salvaje dictadura militar desde 1976.
"Qué bueno si se caen los muros de la corrupción y de la violencia que tanto daño nos han hecho y nos hacen. Por eso hay que aclamar a Jesús gritando con el Osana, Sálvanos ya, ven a salvarnos. Tú lo puedes, tú eres el único que tiene palabras de vida eterna. Ven, Señor, a salvarnos para que pueda ser posible una vida nueva, un nacer de nuevo, un aprender a caminar juntos, especialmente con los más necesitados, sabiendo que Tú caminas con nosotros. Entra en Jerusalén hoy, pero entra en nuestra vida y transfigúranos", exclamó el obispo.
"Queremos hacer memoria de la Pascua de Jesús, de que Él nos libera, nos perdona, nos sana, nos ama y nos hace posible la vida de hijos, de hermanos, una vida de paz. Por eso vamos a marchar cantando y aclamando con todo el corazón. Bendito el que viene en nombre del Señor. Imitando a la muchedumbre que aclamó a Jesús", cerró.
Posteriormente, el obispo encabezó la breve procesión con la palma en alto hacia la Catedral, donde continuó el oficio religioso ante los fieles que colmaron el templo principal de la ciudad.
