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Guerra Islas Malvinas: del “soltaban las ovejas para que exploten las minas” al derribo del Sea Harrier de Jeff Glover

Enrique Lentore hizo de guardia del prisionero Jeff Glover: “Yo miraba de la ventana al tipo, con otro soldado amigo que estaba, y yo decía ‘yo lo mato, digo que se me escapó el tiro'". Aislamiento, hambre y frío.
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Enrique Lentore Crédito: RN
Redacción Rafaela Noticias

Por Redacción Rafaela Noticias

Una vez en las posiciones en Puerto Yapeyú -o Puerto Howard para los británicos- tanto Enrique Lentore como sus compañeros empezaron a sobrevivir y sufrir por el aislamiento. En esta segunda parte, te contamos cómo subsistieron al hambre, al frío y los primeros combates del enemigo. Derribaron un Sea Harrier con fuego “reunido” y tomaron prisionero al piloto.

PARTE DOS

Un día antes que el Regimiento 5 de Infantería llegase al lugar, el coronel Mabragaña con su teniente primero Santiago Cadelago y un grupo de oficiales, habían arribado, pero sin raciones. Es por eso que compraron un cordero a la estancia y lo hicieron asado. Llegó el general Parada, quien, en palabras de Lentore, dijo a uno de los soldados: “Usted está loco, estamos en guerra, haciendo humo”. Sin embargo, los ingleses estaban lejos de llegar a las islas.

La convivencia con los Kelpers

“Esos paisanos no entendían por qué estábamos ahí, no entendían nuestro reclamo. La estructura social es: el 75% de los establecimientos pertenecía a la compañía Falkland Company, y el otro 25%, para explicarlo, lo único que se me ocurre, lo más parecido es lo que nosotros conocemos como pioneros”, había relatado Enrique.

Sobre esas charlas que tenían, dijo que era muy rudimentario, “por ahí uno se animaba, te preguntaba ‘What preferes you, Falklands or Malvinas’, y los paisanos te quedaban mirando y no entendían nada”. Pero ojo, siguió, a la madrugada se levantaban, abrían el corral de las ovejas y las ovejas salían y hacían explotar las minas.

Fue consultado también por la cantidad de soldado en Puerto Yapeyú y cuál era su rol en la guerra. En primer lugar, respondió que, entre todas las compañías, más el agregado de comandos, de comunicaciones, sanidad, radar, etc., eran alrededor de 900 personas. En segundo, que “al principio, apuntador de FAL de la primera sección de la compañía B y después, a los pocos días, el teniente primero me elige para tenerme en el pelotón comando de compañía como radioperador telefonista, pero obviamente equipado con mi FAL y con mi pistola, o sea, yo en rol de combate, pero aparte me dieron la radio y el teléfono”.

Puerto Yapeyú - Howard
Puerto Yapeyú - Howard
Bautismo de Fuego en Puerto Argentino ¿Cómo les llegó la información que estaba siendo atacado?

Previo a ese ataque aéreo, el 26 de abril fue la caída de los submarinistas en Georgias del Sur con el submarino Santa Fe, “que ahí fue el segundo muerto argentino, porque el primero fue Giachino, el capitán”. El submarino fue tomado por los ingleses y un cabo submarinista “no sé qué movimiento hizo, y el inglés interpretó mal, le disparó y lo mató”.

Con respecto a lo del bombardeo de Puerto Argentino, se enteraron de forma informal, ningún comunicado oficial, todo para manejar el estado anímico de las tropas. “Ahora, se derribaba un Harrier, donde sea, y a los 10 minutos lo sabían. Se va manejando la información, en toda guerra es así”.

Aviones Sea Harrier
Aviones Sea Harrier
Derribo del See Harrier de Jeff Glover y guardia del prisionero

El día que desembargaron los británicos a Puerto San Carlos, el 21 de mayo, a pocos kilómetros de donde se encontraban, un avión piloteado por Jeff Glover, pasó sobre las posiciones de Puerto Yapeyú: “Nos sorprende totalmente porque él estaba haciendo una misión de reconocimiento para asegurar el desembarco y alcanza a ver algunas posiciones, ya había pasado, y vuelve, y cuando vuelve ya no nos agarra más desprevenidos”.

“Estamos hablando de aviones de guerra, 700- 800 kilómetros por hora, a baja altura, cuando lo escuchás ya pasó”, siguió Lentore. Ahí le tiraron con lo que se llama fuego reunido (todo tipo de armas contra el blanco). En las declaraciones del piloto que están en el libro “Malvinas, Puerto Yapeyú: la historia de la fuerza de tareas Yapeyú durante la campaña del Atlántico Sur”, dijo que entró como en una lluvia de granizo y después, ya cayendo, es alcanzado por un misil blowpipe.

Jeff Glover fue rescatado por soldados argentinos y se convirtió en el primer prisionero de la guerra, en manos de las secciones del Regimiento 5 de Infantería que se encontraban en la Isla Gran Malvina.

Enrique lo describió como una mezcla de sensaciones, de sentimientos encontrados, “una cosa que es difícil de explicar, por ahí tenés que vivirlo”.

Glover fue llevado hacia la especie de hospital que habían implementado, “le pusieron una camilla, le daban un té con galletitas salada y mermelada”. A Lentore, junto con otro soldado, lo llamaron para hacer guardia en una de las ventanas.

Yo miraba de la ventana al tipo, con otro soldado amigo que estaba, y yo decía ‘yo lo mato, digo que se me escapó el tiro’ (…) el odio que tenía, lo estaba mirando (…) y ese tipo le estuvo tirando a mis compañeros hacía 10 minutos, 15. En la mentalidad de un pibe de 20 años, las cosas son más simples, yo quería reventarlo, menos mal mi compañero me dijo ‘no te metas en lío, no me metas en lío a mí’”.

Hundimiento Isla de los Estados y el día muy triste

“Delante nuestro, hundieron al buque que nos iba a abastecer de logística, de comida, el Isla de los Estados. Nosotros recuperamos el cadáver del mayordomo del buque Isla de los Estados, apellido Sandoval, es el único cadáver que recuperamos”.

Isla de los Estados
Isla de los Estados

Luego del derribo del avión enemigo, el 26 de mayo sufrieron un día “muy triste” porque los atacaron y tiraron bombas que de racimo. Enrique nombró algunos de los caídos en el combate y describió uno de esos fallecimientos:

“Ahí fallecieron Jerónimo Maciel, Marcelino Aguirre, Mario Sánchez … Aguirre fue tétrico porque cuando quedó sentado, el jefe de la compañía pensó que estaba rezando, cuando le dice ‘ya pasó, ya pasó, el avión ya pasó’, lo toca y se cae hacia un costado con los ojos abiertos y tenía el cuerpo entero. Es muy probable que lo que lo mató era la propia onda expansiva”.

En otra batalla, entre comandos, el subteniente en aquel momento Martiniano Duarte, mató al capitán inglés Gavin John Hamilton y, además, tomaron prisionero a un sargento nacionalizado inglés, Roy Fonseca.

Aislamiento

El 13 de mayo de 1982 Lentore cumplió 20 años y relató lo duro que fue el aislamiento en la Gran Malvina:

“Nosotros lo que más sufrimos fue el aislamiento. Como te decía antes, hay dos formas de hacer la guerra, tradicional-convencional. Una es atacar, acometer, avanzar. La otra es resistir, aguantar, defender. A nosotros nos tocó defender una posición que se nos asignó, pero no estábamos en el camino que ellos habían fijado desde el desembarco de San Carlos hacia la cabeza a Puerto Argentino, buscaban la gobernación. A nosotros nos mantuvieron totalmente aislados, toda comunicación logística, si era una aeronave terminaba en el piso, si era un barco terminaba hundido. En el caso de la Isla de los Estados, en el caso de los helicópteros que se tumbaron cuando venían para asistirnos. A nosotros y a la gente que estaba en Bahía Fox, unos kilómetros al sur de donde estábamos nosotros”.

Al no contar con ningún tipo de comida, mataban corderos para alimentarlos y aclaró que había grupo de gente asignada que se llamaba gente de asuntos civiles encargados de negociar con el capataz Robert Martin la compra de corderos. “Para que te des una idea, para 900 personas estamos hablando de 32 cada dos días. O sea, 16 corderos por día para 900 personas”

Al romperse la cocina de campaña, usaban un tacho de 200 litros, “las primeras comíamos un gusto a gasoil impresionante”. A ello, se le sumó que no contaban con una fuente calórica. Se racionalizaba las pocas papas y zanahorias que había y tenías “una suerte bárbara si te tocaba en el cucharón un pedacito de carne”.

“La mayoría de nosotros volvimos famélicos, éramos esqueletos forrados”, expresó el rafaelino. En su caso particular, llegó con 79 kilos a las Islas y terminó con 17 menos.

Los primeros fríos y hambruna

Previo a los “verdaderos” fríos, se lo tomaban en broma porque era seco: “che, cuchá, viste, dicen que hace 10 grados bajo cero, no pasa nada”, se comentaban entre ellos. Pero, cuando se suma la humedad y el viento, la temperatura desciende a 12-13 bajo cero, la sensación térmica a 15-16. “Ateridos de frío en todo momento, húmedos y viento … insoportable”.

“Y hambruna, hubo una psicosis de hambre en donde hubo accidentes, entre comillas, de compañeros que se les escapaba un tiro limpiando el arma. Y qué casualidad, ninguno se tocó hueso, porque no resistían más, entonces los evacuaban allá abajo, al caserío”.

Enrique Lentore - Veterano de Guerra
Guerra de Malvinas Veterano de Guerra Rafaela Islas Malvinas

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