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Justicia y medios de comunicación: una relación necesaria

Investigan como mejorar la comunicación de los actos judiciales de cara a una mayor transparencia frente a la sociedad.

Un grupo de Jueces, abogados, periodistas y doctorandos en Derecho investigan la relación dinámica y necesaria que existe entre la justicia y los medios de comunicación. En ese marco, acercar los lenguajes utilizados de ambos lados, aunando criterios, para mejorar así la comprensión por parte de la sociedad de las acciones que lleva adelante del Poder Judicial, es uno de los objetivos de este trabajo radicado en las ciudades de Reconquista y Santa Fe.

La investigación la realizan en conjunto las facultades de Derecho y Ciencia Política, y de Filosofía y Humanidades de la Universidad Católica de Santa Fe, bajo la dirección del Dr. Aldo Alurralde, docente de la Casa. “Nuestra tarea es de cara a la sociedad, no de espaldas, y en un sistema republicano de gobierno la base fundamental es la publicidad de los actos. Nosotros emitimos sentencias, tomamos decisiones que la sociedad merece saber, con un lenguaje claro”, señala desde su función como Juez Federal, Alurralde.

Al equipo interdisciplinar lo completan, desde el ámbito del Derecho, el doctor Ariel Di Giura Kaltenneger; el abogado Nicolás Massin, quien ahora transita su doctorado en Ciencias Jurídicas en la Católica; y el reciente graduado, abogado Francisco González. Desde el ámbito de los medios, participan los periodistas Emerio Agretti y Ornella Pazzi, docente y graduada respectivamente de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la UCSF.

Distintos parámetros y tiempos

"Desde el grupo de investigación sostenemos que hay una especie de retroalimentación entre los medios de comunicación y el Poder Judicial, que es necesaria, y que da existencia a los juicios paralelos, los juicios mediáticos, donde aparece el seguimiento de las causas judiciales y la capacidad de discernimiento", explica el Dr. Di Giura Kaltenneger.

El abogado y licenciado Emerio Agretti señala también que parte de la investigación consiste en indagar “de qué manera, desde el periodismo nos acercamos hacia la justicia y de qué manera la justicia, a través del periodismo, se acerca a la sociedad”.

Si algo es claro es que los tiempos que se manejan en los dos ámbitos son muy distintos. Cuando el periodismo corre detrás de la noticia y el vértigo de la inmediatez, “un proceso judicial tiene su tiempo, sus etapas, existen garantías que hay que respetar, y el juez no puede llegar a una sentencia sin valorar antes todos esos elementos”, asegura el abogado Nicolás Massin.

Desde el periodismo, al describir un hecho de este estilo habitualmente se introduce ya la sentencia, la valoración, la connotación de culpable o inocente, y se buscan testigos referenciales -que no lo son del hecho en sí, sino de las circunstancias que rodeaban el acontecimiento- o peritos que, sin conocer a fondo la causa, opinan desde su expertise profesional.

“Esto es entendible, pero no condice con lo que muchas veces es el proceso penal. La sociedad dice: tenemos los hechos, la sentencia, los testigos, los peritos... ¿por qué tarda tanto la justicia en condenarlo?”, reflexiona el Aldo Alurralde.

Nicolás, por su parte, explica que esa aparente ‘demora’ de la justicia es en pos de poder garantizar todos los derechos que la constitución nos fija a todos los ciudadanos: “La sentencia del proceso penal es la última etapa, no la primera”.

Activismo judicial y lenguaje claro

En la función judicial, tener el despacho al día y el trabajo en orden puede aplicarse a un juez “activo”. El “activismo” judicial refiere en cambio, a otro aspecto, que implica concebir la función del juez de cara a la comunidad. Es el juez que sale de su despacho y tiene su forma de hacer llegar a la sociedad el contenido de sus sentencias, en lenguaje claro para que se entienda. “El juez encerrado en su despacho tribunalicio, al que la sociedad no le conoce la cara, no sabe de sus decisiones, es un juez de la etapa decimonónica, no de la actualidad”, aseveró Alurralde.

Para colaborar a esta causa, frente a un lenguaje cargado de tecnicismos y expresiones latinas, en Estados Unidos nació un movimiento que aboga por el “lenguaje claro”, tendiente a lograr una transparencia en la forma en que se comunican los distintos gobiernos, explicando aquellos términos o expresiones oscuras para quienes no estudian Derecho, la sociedad en general, las partes del proceso y también el periodismo.

En este mismo sentido, el abogado y periodista Agretti comparte: “Me gusta pensar que el rol de los medios es explicador, frente a la complejidad intrínseca de estas cuestiones jurídicas, y también por la tendencia al disfraz o al disimulo, habitual en la actividad política. Desde cierta equidistancia, o aún incluso teniendo posturas sobre un determinado tema, el periodista intenta hacer docencia de alguna manera”.

 

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