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Murió un sacerdote de recordado paso por la Diócesis de Rafaela en los turbulentos años '70

Se trata del padre Raúl Troncoso, quien fue el primer cura ordenado por Monseñor Zazpe. En Villa Podio tuvo una activa participación social en los años '70, junto a militantes que luego fueron desaparecidos por la dictadura.
Agrandar imagen El padre Raúl Troncoso, fallecido en Tandil a los 86 años.
El padre Raúl Troncoso, fallecido en Tandil a los 86 años. Crédito: Foto El Diario de Tandil.

En la ciudad de Tandil, donde estaba cumpliendo labores pastorales desde hace mucho tiempo, falleció el domingo el sacerdote Raúl Troncoso, de recordado paso por Rafaela en los años '70. Troncoso fue el primer sacerdote ordenado como tal por el entonces flamante obispo de Rafaela, monseñor Vicente Zazpe. La Diócesis fue creada en octubre 1961 y dos meses después, en la víspera de la Nochebuena de ese, Zazpe ordenó a Troncoso -quien había estudiado en el Seminario de Guadalupe-, tras lo cual el cura fue enviado a Tostado como vicario, donde permaneció 6 años.

Luego de un paso por Reconquista y dos años más en Hersilia, a fines de los años '60 llegó a Rafaela, donde fue destinado a la parroquia Nuestra Señora de Fátima.

Troncoso dirigió en esa parroquia una profunda labor social, en especial en unas de "villas miserias" que había en la ciudad, como se conocía entonces a los asentamientos construidos con chapas, cartones o baterías y acumuladores en desuso. Desde la capilla de San Francisco de Asís, en el corazón del barrio, junto a un grupo de jóvenes adolescentes que militaban en grupos católicos y organizaciones políticas de izquierda, desarrolló un trabajo social y político, en una tarea que tenía la venia del obispo que sucedió a Zazpe, monseñor Antonio Brasca. No por casualidad la Plaza de la Memoria, que recuerda a las víctimas rafaelinas de la dictadura, está en el emplazamiento donde estaba la "villa" de ese barrio. Allí, bajo la tutela de Troncoso, hicieron su "escuela" de militancia social varios de los que luego caerían secuestrados y desaparecidos.

Los años trágicos

En medio de las turbulencias de la época, se sucedieron varios acontecimientos casi simultáneos, con pocos meses de diferencia. Varios de los jóvenes que militaban con Troncoso se involucraron en la lucha armada y terminaron siendo blanco del accionar represivo del aparato militar. En octubre de 1975 un avión de Aerolíneas Argentinas secuestrado por Montoneros aterrizó en un campo de Angélica, y los ojos de los organismos de inteligencia se posaron en Rafaela, donde se sospechaba que estaba el apoyo logístico que permitió la fuga del comando que había protagonizado el copamiento violento de un regimiento en Formosa.

En 1976 sobrevinieron el golpe de marzo y el fallecimiento de Brasca, fulminado por un cáncer. El propio Brasca -quien había tenido vinculaciones con el padre Carlos Mugica, asesinado en 1974 y de amplia y reconocida labor social y política- había figurado en la nómina de los servicios de inteligencia militar. Troncoso, que ya había sido trasladado a Colonia Aldao, era integrante del Movimiento de los Sacerdotes por el Tercer Mundo, que en la región lideraba el padre Edgardo Trucco, desde Santa Fe. A esos sacerdotes la dictadura los había puesto en la mira y a Troncoso especialmente se lo consideraba el ideólogo detrás de la formación de muchos jóvenes de izquierda que estaban siendo perseguidos y exterminados.

Troncoso fue detenido una semana antes del golpe militar del 24 de marzo. Primero lo llevaron a la Guardia de Infantería de Santa Fe y luego fue trasladado la Unidad Nº 9 de La Plata. Torturado y sometido al trato reservado a los militantes de izquierda, Troncoso recordó hasta los últimos días de su vida la vez que lo subieron a un avión con los ojos vendados, para una travesía de Santa Fe a Buenos Aires que duró 7 horas, más de lo que tardaría un colectivo de los "lecheros" que ingresa a todos los pueblos. El cura siempre sospechó que en ese viaje hubo pasajeros que pudieron haber sido arrojados al río de la Plata. Con los años, fue testigo en los Juicios por la Verdad, que se hicieron en La Plata.

Luego de la dictadura, y tras reunirse con el obispo que había sucedido a Brasca -monseñor Jorge Casaretto-, la Iglesia le buscó un nuevo destino y fue a la Diócesis de Azul. Nunca dejó de venir a Rafaela, e incluso de celebrar misas en Fátima y en San Francisco de Asís.

Con el papa Francisco, en el Vaticano.
Con el papa Francisco, en el Vaticano.
En Tandil

En 1988 se radicó finalmente en Tandil, donde vivió hasta su muerte. En la crónica de su fallecimiento, El Diario de Tandil recordó sus obras en esa ciudad, donde se destacan la creación de Radio AM 1180 y la incorporación de Radio María, el Museo de Arte Religioso, la creación de nuevas capillas en la ciudad, el complejo para la tercera edad Casas de La Esperanza y Hogar de la Esperanza, la construcción y ampliación de viviendas, la creación o el impulso a organizaciones que están al servicio de la atención integral de la familia o de otras necesidades, tales como Ayuda Solidaria, Rincón Solidario, Pajaritos de la Calle, Edificando el Futuro, Pastoral Universitaria, Banco de Alimentos Tandil, Instituto Superior Tandil, y presidió el Consorcio de Gestión Compartida para el Desarrollo Local, colaborando así con los municipios de la región.

El 25 de noviembre de 2010 el Estado nacional argentino, a través de la Secretaría de Culto a la Nación, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, le hizo entrega de un reconocimiento por su compromiso con la justicia social y los derechos humanos.

 

 

 

 

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