Uno de los grandes problemas que tiene la ciudad es el déficit habitacional. Más de 7 mil familias integran el universo de quienes están esperando la oportunidad de contar con un techo propio y aunque hay cerca de mil “soluciones habitacionales” en marcha, los procesos son lentos y las necesidades, urgentes.

En ese contexto, cada anuncio que se realiza genera expectativas. Y eso pasó con el anticipo de la construcción de 219 viviendas a ejecutar en el denominado “Barrio 42”, ubicado en el extremo noreste de Rafaela, al Norte del Virgen del Rosario y al Este del Zazpe, donde hasta ahora viven más de un centenar de familias que construyen sus viviendas en un loteo municipal. En la zona también se están urbanizando otros 315 lotes, tareas que lleva adelante la empresa rafaelina Menara. Allí se abren calles, se tienden redes eléctricas, se construyen desagües y otras obras dentro de un proyecto que implica dejar en condiciones esos lotes para que luego puedan construirse viviendas.

Las 219 unidades proyectadas forman parte de otro plan, destinado a ofrecer viviendas terminadas, a entregar llave en mano a quienes resulten adjudicatarios. Las obras fueron licitadas el 27 de septiembre de 2022, pero a diez meses de la apertura de los sobres todavía no hay ni siquiera tierra removida en un lugar que es, hasta ahora, campo raso.

En su momento se presentaron cuatro ofertas, basadas en un presupuesto inicial de cerca de 1.827 millones de pesos. Ninguna de las ofertas estuvo por debajo de los 2 mil millones de pesos, pero finalmente la adjudicación se concedió a Tiguan SA, una empresa que había cotizado 2.129,49 millones de pesos. Con las redeterminaciones y las actualizaciones correspondientes, ese monto hoy supera los 3 mil millones de pesos.

Sin embargo, la pregunta sigue siendo la misma: ¿por qué no comenzaron los trabajos, si están adjudicados y con contratos firmados desde hace varios meses? La respuesta puede encontrarse en el objeto de la licitación. Como quedó dicho, los terrenos donde se levantarán las 219 viviendas son hoy campo raso. Eso implica que no tienen ningún tipo de infraestructura: hay que abrir calles, ejecutar cordón cuneta, hacer el tendido eléctrico, proveer agua potable, realizar el alumbrado público construir desagües y dividir los terrenos para luego comenzar a construir las viviendas.

El dato relevante es que todos esos trabajos requieren de un proyecto técnico ejecutivo que la provincia no proveyó, sino que se lo encargó a las empresas que se presentaron a la licitación. Esto significa que la contratista, Tiguan SA, antes de poder comenzar a construir debió elaborar los proyectos técnicos, que requieren aprobación de distintas áreas, entre ellos Medio Ambiente de la provincia. Esos proyectos demandan la participación de organismos técnicos que se manejan con no poca burocracia y los tiempos van corriendo, con el consiguiente aumento de costos, redeterminaciones de precios y otras particularidades que desembocan en la realidad actual: a 10 meses de la apertura de ofertas, las obras todavía no comenzaron. Por estos días recién se estarían firmando los contratos correspondientes para dar inicio a los trabajos sobre el terreno.

Características de las viviendas

Las viviendas contarán con dos dormitorios, baño completamente instalado, lavadero cubierto, cocina y estar-comedor, además de los servicios de desagües pluviales, red de agua, energía eléctrica, pozo absorbente, mejorado de calles, gas envasado, veredas, rampas, espacios verdes y alumbrado público.

En total, se dispondrán 143 unidades de 64 m2 en prototipo de vivienda lineal; 64 en prototipo de vivienda compacta, también de 64 m2; y 12 viviendas adaptadas para personas con discapacidad de 77 m2. Las viviendas estarán emplazadas en las calles Padre Normando Corti, S. T. Zafetti, J. V. González y J.M. Aragón, las cuales –como quedó dicho- tienen que ser abiertas ya que por ahora toda la zona es un gran descampado.