Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Policiales

Cobre codiciado: ¿cómo es el negocio del robo de cables en Rafaela?

Se roban cientos de metros de cable por día, que se queman en los descampados o en los barrios para sacarles el cobre. El kilo de este metal se vende entre 5.500 y 6.000 pesos. Los daños económicos que se generan son enormes.
Agrandar imagen Cables recuperados por la Policía en uno de los procedimientos.
Cables recuperados por la Policía en uno de los procedimientos. Crédito: Archivo RN
Julio Armando

Por Julio Armando

El robo de cables en Rafaela no cesa, y la motivación de los ladrones es una sola: obtener el preciado cobre que tienen en su interior estos elementos, que luego se vende en el mercado negro.

Los delincuentes vienen haciendo una especie de "barrida" por las instituciones de la ciudad (vecinales, clubes, escuelas) y los espacios públicos (postes de alumbrado público y plazas) con el fin de acaparar la mayor cantidad de "mercadería" posible. Suelen ser cientos de metros de cables que se roban por día y que luego se queman en descampados para sacarles el cobre. Los daños son mayúsculos desde el punto de vista económico tanto para el Estado como para las instituciones afectadas.

RAFAELA NOTICIAS consultó a personal especializado en electricidad para conocer cómo es el movimiento que hay detrás de estos robos de cables, cuáles son las ganancias que obtienen y los perjuicios que se generan. En tanto también fue consultado un abogado penalista para saber qué penas les caben a quienes se dedican a este delito y por qué suelen salir de la cárcel con cierta facilidad luego de que son atrapados.

En primer lugar, los consultados expresaron que se están viendo distintos tipos de robos de cables en la ciudad, por un lado, los más sofisticados donde se puede inferir que el ladrón tiene conocimientos sobre electricidad, como por ejemplo cuando se sustraen transformadores. Dado que en esos casos se debe desconectar la línea media, luego tirar abajo el transformador y sacarle las bobinas de cable.

Pero también se ven ladrones que tienen algunos conocimientos básicos sobre electricidad que les permiten actuar y no sufrir descargas sobre su cuerpo. Tal es el caso de quienes se llevan los cables de las luminarias de las calles, que suelen hacerlo durante la mañana (algunos casos fueron filmados por vecinos) porque saben que si las luces no están prendidas no poseen corriente eléctrica.

En tanto los que entran a los patios de instituciones, conocen que tienen que bajar la térmica primero para luego "trabajar" tranquilos sin correr riesgos. O bien están los que utilizan algún tipo de aislación como guantes o herramientas que ya poseen dicha propiedad. Estos conocimientos básicos les permiten delinquir fácilmente.

Otros ladrones, ya sin conocimientos, actúan de "corajudos", según los especialistas, y se enfrentan a un peligro latente. "Cuando cortan los cables algún cortocircuito debe existir, pero salta alguna protección como la térmica, un fusible, o lo que haya en la línea. O bien la herramienta que usan tiene algún tipo de aislación, porque sino la mayoría quedaría enganchado", comentaron.

En cuanto a la altura que deben alcanzar los ladrones para llegar a los cables, nunca se los ve con escaleras, por lo que evidentemente tienen habilidad para trepar varios metros en pocos segundos.

 

 

 

¿Cuáles son las ganancias que obtienen por robar cables?

El kilo de cobre se vende en 5.500 a 6.000 pesos, y para obtener ese peso dependerá de "las secciones de los conductores" que corten, es decir, del grosor del cable. En promedio, para obtener un kilo de cobre se necesitan unos 30 metros de cable, de ahí que para que el "trabajo" sea redituable deben llevarse de a varios metros, algo que están haciendo.

Ese cable robado luego es quemado para sacarle el cobre, y ahí viene la parte que para los especialistas es la más importante: la cadena de comercialización. "Si hay un mercado que compra, favorece ese tipo de delitos", afirman.

Por lo que lo ideal (ya existe una ley en Santa Fe para que esto se haga) es que los compradores de cobre (y otros metales) estén registrados, como así también los vendedores (por ejemplo, quienes hacen bobinados de motores o quienes fabrican tableros o transformadores) para que a la hora de entregar el material puedan justificar de dónde lo sacaron. Pero todo esto en la cotideaneidad, prácticamente no existe.

¿Cuáles son los daños que se generan con el robo de cables?

Los entrevistados señalaron que sin dudas el punto más crítico en el robo de cables es el daño que se produce. Reponer un metro de preensamblado cuesta unos 40 mil pesos, a lo que hay que sumarle la mano de obra y lo que se perdió de funcionalidad, es decir, lo que se dejó de producir por la falta de luz en el caso de una empresa - por ejemplo- o de una vecinal que no pudo ser alquilada porque no contaba con luz eléctrica. Los especialistas calculan que el ladrón le gana solamente del 10 al 15 por ciento de lo que cuesta reponer el cable. Así, por ejemplo, si el daño producido es de 100 mil pesos, lo recaudado por el delincuente está entre 10 y 15 mil pesos.

¿Por qué si los detienen no suelen quedar presos?

Este medio consultó a un abogado penalista respecto a la pregunta anterior, dado que si bien se ven operativos en los que los "robacables" quedan detenidos, al poco tiempo recuperan la libertad y vuelven a delinquir. Esto pasa precisamente porque el delito está caratulado como "robo simple", para el cual el Código Penal establece una pena mínima de un mes de cárcel (y una máxima de 6 años), algo totalmente excarcelable. Quizás el agravante que podría elevar esa pena sería el de "escalamiento", dado que para llegar a los cables los ladrones deben treparse (ya sea a un poste de luz o bien saltar un tapial para ingresar a una propiedad). Pero la pena mínima sigue siendo excarcelable: de 3 años. Claro está que si se trata de un reincidente, no habría problemas para dejarlo tras las rejas. En tanto para quien compra el cobre robado, la carátula que le correspondería sería la de "encubrimiento" que contempla una pena mínima de 6 meses (la máxima es de 3 años,) por lo que también es excarcelable. Además se trata de un delito difícil de probar, sobre todo cuando - como es el caso del cobre- es un material de difícil trazabilidad (conocer su origen).

¿Existe alguna forma de prevenir el robo de cables?

Éste es otro punto crucial, dado que la prevención es muy complicada, según comentaron los especialistas. La denuncia ciudadana al momento en que se está produciendo el hecho es fundamental, incluso suena raro que en algunos lugares transitados nadie vea cuando hay sujetos colgados a más de dos metros de altura robando cables a plena luz del día. Si los robos son en zonas despobladas o bien dentro de predios durante la noche, el aviso ciudadano ya se complica. Existen mecanismos como poner los cables a una altura considerable para que los ladrones no lleguen o les cueste alcanzarlos, pero eso por lo que se ve tampoco está dando muchos resultados. También hay cables subterráneos a los que se les puede colocar candados en los ductos o bien directamente reemplazar los cables de cobre por los de aluminio para que al momento de cortarlos, los ladrones por lo menos no se los lleven (el aluminio vale 40 por ciento menos). Lo más fiable es monitorear los cables con cámaras, como otra medida de seguridad a aplicar.

El robo de cables se transformó en Rafaela en un delito rentable, que se puede realizar con poco conocimiento y de manera rápida, es difícil de prevenir y hay mucha materia prima distribuida por la ciudad. Lo que explica el crecimiento de este fenómeno delictivo que se va acentuando con el paso del tiempo. A esto hay que sumarle que las penas para quienes son apresados permiten la excarcelación. Y si se trata de menores de edad, los responsables apenas tienen un paso por la comisaría y luego son entregados a sus padres.

 

Robo de cables Inseguridad en Rafaela Cobre informe

Te puede interesar

Teclas de acceso