La sede Virgen de Guadalupe de la Universidad Católica de Santa Fe fue escenario de un cálido encuentro de diálogo entre monseñor Sergio Alfredo Fenoy y un grupo de periodistas de diferentes medios de comunicación de la ciudad. Entre ellos estuvieron presentes comunicadores con gran trayectoria de Aire de Santa Fe, Diario UNO, El Litoral, La Nación, LT9, LT10, Radio EME, Radio Contigo, Santa Fe Canal, Telefé y Veo Santo Tomé.

El encuentro fue convocado desde el Equipo Arquidiocesano para las Comunicaciones, a cargo del Delegado Episcopal Marcelo Bertone, junto a Milagro Vigil, Elizabeth Bo, Virginia Paganini, María Milagros Vicino, Cecilia Fladung y el Pbro. Marcelo Mendoza. Se desarrolló en el Complejo Multimedial de la UCSF.

“Muchas gracias por compartir este momento. Se trata de un pedido que monseñor nos pidiera desde el primer momento que asumimos esta tarea, pero que por la pandemia y por otras actividades hoy finalmente podemos cocretarlo”, contó Marcelo Bertone

A partir de estos espacios, siguiendo la invitación propuesta por el Papa Francisco, el Equipo Arquidiocesano para las Comunicaciones apunta a generar un plan de comunicación atento a las necesidades de la comunidad y de los propios periodistas, aprovechando los medios como herramientas para dar “buenas noticias” y apoyar las aspiraciones de paz. Asimismo, la actividad forma parte de las acciones del proyecto de extensión “Planificación de la comunicación de la Arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz”, financiado por la universidad.

“Yo no quiero hablar solo”

Como un manifiesto, el Arzobispo de Santa Fe de la Ver Cruz anunció en su encuentro con los periodistas, que desde su lugar busca fomentar una comunicación abierta y acogedora, nacida de lo más profundo del corazón, reconociendo las propias limitaciones de la historia personal y profesional de cada uno.

Con atención en la urgencia de la voz eclesial en Santa Fe, “la llamada a hablar con el corazón interpela radicalmente nuestro tiempo, tan propenso a la indiferencia y a la indignación, a veces sobre la base de la desinformación, que falsifica e instrumentaliza la verdad”. En clave de comunicación cordial, la Iglesia propone abrir una brecha incluso en los corazones más endurecidos. Ante una cruel convivencia cívica y una comunicación mediática que exaspera, genera rabia y lleva al enfrentamiento, la amabilidad propone un camino y un modo de vida reflexivo, con calma, con espíritu crítico y siempre respetuoso.

“Somos lo que comunicamos”

En el conversatorio se resaltó el panorama global de una comunicación digital que apresura los tiempos de reacción, que, sin reducirse a un artificio, anima e involucra al ciudadano con aquello que es invisible a los ojos. No basta ya poner luz sobre la crítica indiferente hacia situaciones problemáticas, hoy es clave proyectar juntos un sutil e intenso proceso en virtud del cual el hombre reconoce a Dios en la complejidad del hermano que tiene cerca.

Examinar el propio corazón y aquello que lo habita propondrá a los comunicadores sociales un desafío de discernimiento capaz de inspirar la ternura originaria, buscando y contando la verdad con valor y libertad, pero rechazando la tentación de usar expresiones llamativas y agresivas.

Así lo afirma el Papa Francisco, “«Una lengua suave quiebra hasta un hueso», dice el libro de los Proverbios (25,15). Hablar con el corazón es hoy muy necesario para promover una cultura de paz allí donde hay guerra; para abrir senderos que permitan el diálogo y la reconciliación allí donde el odio y la enemistad causan estragos. En el dramático contexto del conflicto global que estamos viviendo, es urgente afirmar una comunicación no hostil”.

“Vayan a anunciar”

Como conclusión del encuentro, tanto el arzobispo como su equipo agradecieron la participación y apertura de los comunicadores, y expresaron la motivación de profetizar verdades desde la Caridad, construyendo lazos de comunión y confianza. La Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales es hoy un recordatorio activo de la necesidad de “comunicadores no ensimismados, sino audaces y creativos, dispuestos a arriesgarse para hallar un terreno común donde encontrarse. Del corazón brotan las palabras capaces de disipar las sombras de un mundo cerrado y dividido, para edificar una civilización mejor que la que hemos recibido