Por Julio Armando
La actualización de los alquileres para los contratos realizados con la Ley de Alquileres (Ley 27.551) tendrá un incremento del 220,98 % anual desde mayo según la suba del Índice para Contratos de Locación (ICL) establecida por el Banco Central. Así por ejemplo, un alquiler que costaba 100.000 pesos hace 12 meses atrás, ahora pasará a valer $ 320.984, más que triplicando su valor inicial.
Pero el actual DNU del gobierno que anuló la Ley de Alquileres tampoco vino a traer soluciones a la problemática que viven numerosas familias inquilinas. Es que para quienes firmaron un contrato con actualización trimestral en febrero -ya sin Ley de alquileres-, en mayo sufrirán una suba del 52,40 por ciento. Pasando de pagar 200 mil pesos, que es por ejemplo lo que salía un alquiler en Rafaela en febrero para una casa con dos habitaciones, a $ 304.797. Lo que implica más de 100 mil pesos de aumento en solamente 3 meses.
Subió la oferta pero no bajaron los precios
A pesar de que en Rafaela se ve un claro incremento de la oferta, con más propiedades puestas en alquiler, los precios no han bajado. La asimetría entre inquilinos y propietarios sigue existiendo a pesar de que se había pregonado que con la derogación de la Ley de Alquileres se propendería hacia una negociación igualitaria entre las partes. Lo cierto es que a los inquilinos, por el momento, no les queda otra opción que aceptar los precios que fijan los propietarios en consonancia con las inmobiliarias, ante la necesidad de conseguir una vivienda para vivir. Con un Estado que no interviene ni a corto plazo, produciendo las condiciones necesarias para que los alquileres no se desmadren como está ocurriendo, ni mucho menos a largo plazo, generando planes de viviendas o facilitando créditos inmobiliarios.
Las ofertas actuales en Rafaela para casas de dos dormitorios no bajan de los 280 mil pesos, y para las de un dormitorio, de los 180 mil pesos. Los contratos además sufren una actualización trimestral sideral atada al índice más alto de los vigentes, como lo es el ICL (existen otros índices más bajos que generalmente no son tomados en cuenta, como el índice de Casa Propia o de la Construcción). Todo esto, sumado a los aumentos de servicios (agua, luz, gas), impuestos municipales y productos en general, complica la vida de muchas familias de clase media que todavía no tienen un hogar propio.
