Hace más de cuatro años, Diego recibió un trasplante que le salvó la vida después de una larga lucha contra una miocarditis que comenzó a sus 34 años. Durante diez años, dependió de un cardiodesfibrilador implantado para controlar su corazón, "me salvó la vida muchas veces". Sin embargo, en 2018, el deterioro de su corazón lo llevó a considerar la opción del trasplante.
Tras ingresar en lista de espera, Diego recibió el regalo de un corazón proveniente de un "ángel donante de 23 años", como él lo llama, "sus iniciales son JN, no tengo otro dato". La oportunidad de una segunda vida lo llenó de esperanza, liberándolo de las limitaciones físicas y emocionales que lo aquejaban "generaba mucho temor la incertidumbre, en ese momento tenía a mis hijos muy chiquitos y tenía la imagen de que me pasara algo, una muerte rápida y no poder ver el desarrollo de ellos, la posibilidad del trasplante disipó esas ideas, ahora puedo tener una vida más plena, trabajar, hacer actividad física, una vida normal".
Diego destacó la importancia de la donación de órganos e hizo un llamado a la sociedad para concientizarse sobre este acto de generosidad: "Cada donante puede salvar hasta siete vidas y es importante también considerar la donación pediátrica".
Donar órganos es la posibilidad que tenemos de dar a otro una nueva posibilidad de continuar con su vida.
Diego Bruera
